martes, 31 de marzo de 2009

La primera

De amores entiende mejor mi corazón
que de la negra maraña que cubre el camino,
enrredadera o encrucijada digna de sabios
así son las opciones, las rutas.

Encuentro en esta larga jornada
una prisa aconsejada por ser felíz,
un rumor de que en realidad es corta
y de que el camino importa más que la meta.

Miro atrás los caminos añejos
y encuentro bien ubicadas mis huellas
pero más por fortuna que por sabiduría
y por necio consejo de todos los viejos.

Hoy me redibujo a mano alzada
sin haber estado completa antes
y el miedo tan profundo como el que causa la guerra,
como el mar que deside venirse todo sobre mí.

Pero abro mis ojos por segunda maravillosa vez
como recipiente chico por fuera, inmenzo de dentro,
descubro que el ángel que quizo ser mi madre
puso en mí un fondo mas no una tapa.

Oí que soy hija del rey, que me ha llenado de tesoros,
él regocija mi alma con hermosas notas de guitarra
y me dejaría tocar una si yo quisiera,
pero más quisiera saber qué quiere él de mí.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Hechicero de las historias

Porqué no puede ser mió,
si yo le dibujé con crayolas infantiles,
si yo era libre aventurera
antes de que él empezara a hablar.

Si él lleva en el pecho la sangre
que Dios le ha encomendado
para sanarse y sanarme,
para fundirse conmigo.

Él tiene trabajo en los nudillos
y la pluma entre los dedos,
en su alma hay cuerdas de guitarra
y hogueras inmensas en sus brazos.

Yo lo he llamado,
lo he anhelado en noches frías
y en solitarios cafés lo he pensado,
pero él no lo sabe.

Él juega a irse antes de llegar
y nos haría perder antes de tener,
él es un perfecto diamante prestado
que en mala hora me vino a deslumbrar.

Nada he deseado tanto como sus besos
y de nada he tenido tan poco,
en sus ojos hay valles completos de luces
y todo él lo enciende cuando ama.

Temible hechicero de las historias,
¿a qué estás jugando conmigo,
no es ya obvio que todo lo puedes
o es lo obvio lo que te ha aburrido?

Déjame enseñarte alguna estrella
que tengo varias escondidas,
mil tardes de pláticas, música y caricias
guardadas para el hombre que yo quiera.