miércoles, 25 de marzo de 2009

Hechicero de las historias

Porqué no puede ser mió,
si yo le dibujé con crayolas infantiles,
si yo era libre aventurera
antes de que él empezara a hablar.

Si él lleva en el pecho la sangre
que Dios le ha encomendado
para sanarse y sanarme,
para fundirse conmigo.

Él tiene trabajo en los nudillos
y la pluma entre los dedos,
en su alma hay cuerdas de guitarra
y hogueras inmensas en sus brazos.

Yo lo he llamado,
lo he anhelado en noches frías
y en solitarios cafés lo he pensado,
pero él no lo sabe.

Él juega a irse antes de llegar
y nos haría perder antes de tener,
él es un perfecto diamante prestado
que en mala hora me vino a deslumbrar.

Nada he deseado tanto como sus besos
y de nada he tenido tan poco,
en sus ojos hay valles completos de luces
y todo él lo enciende cuando ama.

Temible hechicero de las historias,
¿a qué estás jugando conmigo,
no es ya obvio que todo lo puedes
o es lo obvio lo que te ha aburrido?

Déjame enseñarte alguna estrella
que tengo varias escondidas,
mil tardes de pláticas, música y caricias
guardadas para el hombre que yo quiera.

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