Soberbio, inconquistable
hombre imponente,
me golpeo contra las paredes
y se me contrae el vientre.
Me baño en vino
y no se apaga el fuego
que quema mi cuerpo
encendido por tus manos.
Maldito beso atrincherado
cobarde inconsciente y culpable,
grito y no desaparece mi furia
porque más bien es pasión que arde.
¿Porqué te vas de mi casa oscura
y no te llevas tus olores?
los culpables de llevarme a la calentura
y de hacerme retorcer en mis sillones.
Ya ni el bolero ni el aguardiente
que antes calmaban mi encierro,
ahora tus palabras en la mente
y una lujuria forjada en fierro.
Ay si yo pudiera descifrarte,
si te rindieras ante otra Cleopatra...
gustosa sería tu reina
mientras llega la propia a reclamarte.
No tengo más vida que tus labios
recogiendo toda la vainilla de mi piel,
y los míos buscando la clave
para que te quedes hasta amanecer.
lunes, 6 de abril de 2009
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