No pongas tus esperanzas en mí,
mi querido amigo,
que ya soy culpable de bastantes desilusiones
más de las mías propias
cuando me he dejado apagar
para satisfacer ilusiones ajenas…
y al final no complazco
ni a unos ni a otros,
y yo me quedo con mis penas.
Otras lo he callado
pero esta vez lo he dicho,
con excesos y bríos viviste tus años
y ahora sereno y cansado
pretendes vivir los míos.
Son mis fuerzas y bellezas
para vivirlas yo,
mis energías para gastarlas yo
mientras viajo y me equivoco,
no para dedicarlas a escuchar
tus historias de desboco.
Para sacar provecho de los años
no me basta la imaginación
yo no quiero que me cuenten,
a mí me falta pavimento,
a mí me falta cruzar puentes.
Para tu hogar perfecto
búscate otra pero ya vividita
cortesana convertida en dama,
que quiera adornar tu casa
y agradar a tus visitas.
lunes, 25 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario